En geopolítica: Una nueva forma de conquistar los territorios

29.06.2020

Por: Nelson C. Ramos Martínez

Desde el año 1992, la seguridad y defensa nacional de los países ha estado más comprometida a nivel internacional como jamás en su historia: la aparición del World Wide Web (www), el desarrollo de internet y su aplicación en todos los aspectos de la cotidianidad de la vida nacional y supranacional, que sugiere el nacimiento de una nueva forma de conquistar los territorios que bien podríamos denominar   «La Conquista Digital». 

En otras épocas, los Estados se enfocaban en la circunnavegación del globo con intrépidos exploradores que emprendían colosales aventuras sobre el Mar Pacífico y el Mar Caribe, dejaban ver que su ambición era más grande que sus largas y peligrosas travesías. Aunado a ésto, las violentas políticas expansionistas de los países más desarrollados libraron cruentas guerras en contra de indígenas y pueblos que luchaban por la protección de sus territorios, su cultura, su supervivencia y la protección de sus recursos naturales. 

Hoy por hoy, estas políticas han mutado de un plano físico a un plano más diplomático, más digital, pero que cumple con la misma finalidad: defender la tesis de la superioridad racial de los mal llamados «países del primer mundo», la inferioridad natural del indio y el tácito derecho de conquista; ideas que buscaban justificar, esconder y minimizar la explotación y desmanes que ejercían sobre los pueblos conquistados, filosofía que ya se planteaba desde tiempos del célebre libro la «Política» de Aristóteles. 

Tal vez sea una realidad amañada de la cual apenas nos estamos despertando, donde los Estados deben trabajar coordinadamente y con contundencia en el desarrollo de nuevas tecnologías y nuevos sistemas de programación de softwares, que les otorgue más autonomía y que permita la protección de la información y datos personales de sus conciudadanos. Ya conocemos de las capacidades que tienen los hackers cuando vulneran los sistemas mediante virus y troyanos, spam, pishing, fraudes financieros, cyber-ataques como el cyber-acoso o el cyberbulling, suplantación de identidad. En fin, una ilimitada forma de violar la seguridad en el internet, solo por mencionar puede referirse a los casos más sonados como: el del australiano Julián Paul Assange fundador de «WikiLeaks», o las más recientes filtraciones de «Anonymous». 

Esto es posible porque nuestra información queda almacenada en mega construcciones llamadas Centros de Procesamientos de Datos (CPD) y servidores de Big Data, que son controladas por instituciones internacionales y que quedan disponibles para los países desarrollados cuando lo requieran (la excusa será políticas de seguridad e interés nacional); de aquí que se haya desprendido un sofisma de guerra comercial entre Estados Unidos de Norteamérica y China por el control y fuga de la información sensible mediante espías cibernéticos. 

Los gobiernos deben entender que no basta con pedir a las BIG TECH que ellos mismos generen sistemas de cifrados, avisos, acuerdos de confidencialidad y privacidad o medidas y documentos que obligan al usuario por medio de sus algoritmos a permitir el acceso a su información personal y privilegiada desde su ordenador, PC o Smartphone para poder utilizar una app o un programa de redes sociales, servicios financieros, diseño, videos, texto, cálculo, juegos, etc. 

Las Big Tech se regulan ellas mismas, son arte y parte, crean organismos aparentemente privados y descentralizados como la ICANN (Corporación de Internet para la asignación de nombres y números) encargadas de: asignar los dominios y sistema de direcciones de internet de todo el mundo, generan el protocolo IP, de los identificadores de protocolo, de las funciones de gestión del sistema de dominio (DNS) y de la administración del sistema de servidores raíz. Para completar este círculo vicioso crean la IANA para supervisar la asignación global de direcciones IP de la cual se desprende la LACNIC para el registro de direcciones de internet para Latinoamérica y el Caribe. 

Cabe mencionar que las funciones de la ICANN, custodiadas por el Departamento de Comercio de los Estados Unidos fueron una iniciativa del gobierno en la era Clinton, cuando se comenzó a ver la importancia del internet y su impacto en la sociedad, de su poder sobre la sociedad y sus ciudadanos. 

La gobernanza de internet nos queda clara, razón por la cual los gobiernos deben conocer la evolución de las estadísticas de datos generados por los usuarios en sus dispositivos, que según la empresa de comunicaciones Vodafone a finales de 2013 la cantidad era de 4.4 billones de GB, cifra que se espera un aumento de hasta un 4300 % al finalizar este año. Para el 2025, se estima que se crearán 463 exabytes EB (1,000,000,000,000,000,000 bytes) de datos cada día en todo el mundo. La humanidad ha alcanzado un Zettabyte (ZB) de almacenamiento digital, el equivalente a más de mil billones de los disquetes de hace unos años. Datos que quedan a disposición de los gobiernos con acceso a estos CPD para cuando ellos decidan que así sea. Vemos entonces la importancia a la hora de enfocarnos en la seguridad e integridad de la información de los países. 

Esto nos hace dimensionar las palabras del filósofo inglés Thomas Hobbes en la versión de 1668 del Leviatán «scientia potentia est», siendo una fórmula muy utilizada por los países que generan nuevas tecnologías de la comunicación que vulnerabilizan, y no sabemos si intencionadamente o como un efecto colateral, a los países en vías de desarrollo. 

Un principio básico que aplican estos gobiernos, es que no autorizan la venta de sus últimas tecnologías a los países con tratados comerciales sino hasta cuando ya tienen una superior o más desarrollada. Es decir, siempre vamos a estar por debajo de ellos porque estaríamos frente a una tecnología obsoleta, con las implicaciones de seguridad que esto conlleva. Un claro ejemplo de esto lo vemos con la tecnología GSM 2G, 3G y 4G que aún utilizamos. Ya es hora, debemos reflexionar en nuestro sistema, en si lo estamos haciendo bien y en si tenemos las garantías para creer en las buenas intenciones de estos países.

Las conquistas digitales son más eficaces a la hora de expandir un territorio, porque lo hacen de manera global ya que se valen de la necesidad de los pueblos de estar conectados a la red, éstos requieren de la autorización para el uso del espectro electromagnético de los territorios dentro de sus líneas imaginarias de fronteras, no importa que en el proceso se reduzca significativamente los intereses para la seguridad nacional en los ámbitos económicos, tecnológicos, políticos, sociales, medioambientales y culturales. 

La era digital avanza y no espera por nadie, por eso no debemos desaprovechar la gran oportunidad que tenemos con el primer Centro para la Cuarta Revolución Industrial con sede en Medellín, donde las Fuerzas Militares de Colombia también cumplen un papel muy importante para el logro de estos ansiosos objetivos y escalada tecnológica que necesitamos. Ustedes deben ser los garantes de que las cosas pasen, pero para eso, el pensamiento de sus líderes, sobre todo los que portan el Bastón de mando, deben ser muy afines a las palabras del popular cineasta y comediante estadounidense Chris Rock:  «BUT SOME JOBS CAN`T HAVE BAD APPLES. OK? SOME JOBS, EVERYBODY GOTTA BE GOOD». (algúnos trabajos no pueden tener malas manzanas. ¿de acuerdo? en algunos trabajos, todos deben ser buenos)

Trabajos como los de las FF.MM no deben tener ni una manzana podrida, todos deben ser buenos porque la conquista digital pone de presente que la seguridad nacional está comprometida y tenemos que esforzarnos por innovar en nuestras propias tecnologías, alcanzar un «statu quo» que nos defina. Cuando eso pase,   se necesitará una base tecnológica fuerte y segura para proteger los intentos de compra por parte de competidores como EE.UU, China, Rusia y algunos países europeos. Pero, ¿Cuántas décadas más tienen que pasar? ¿Qué generación de colombianos nos sacará de este letargo si en lo único que nos enfocamos es en la corrupción de una cultura mafiosa? De antemano les presento mis respetos cuando lo logren.  

Oscar Rojas - CP-CPM
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