Fuerzas Militares en una Geopolítica Ideológica

29.04.2021
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Por: Luis A. Vanegas Espinosa

La herencia genética de los pueblos latinoamericanos, sin duda juega un papel importante a la hora de establecer la relación de hermandad, que a través de siglos de historia fueron formando ésta gran región, para poco a poco ir cimentando una gran región geopolítica que marcó lazos de fraternidad, sobreponiéndose a diferencias para ir conformando las primeras luces de libertad del dominio extranjero, originando grandes naciones que van desde la Patagonia hasta el rio Bravo y que se ensanchan en el majestuoso mar Caribe.

Lo usual era ver a la geopolítica con un centro que lo determinaba la geografía, conocida como el "determinismo geográfico", luego se llegó a la política y la injerencia en las relaciones entre las naciones y se conoció como el "determinismo político", considerados por muchos estudiosos como el menos popular; se pasó entonces a pensar en la verdadera razón en la que para muchos giraba el concepto geopolítico y se pensó en el hombre como razón esencial, emergiendo entonces el concepto de la "geopolítica antropológica". Hoy vemos cómo surge un concepto más profundo en la geopolítica global que se quiere implantar en toda la región, que podría denominarse como la geopolítica ideológica, que no es más que la llegada abrupta pero soterrada de nuevos conceptos ideológicos desde comienzos del siglo pasado, y que se ha venido acrecentado desde finales de la segunda guerra mundial con el origen de la guerra fría; trayendo consigo el pensamiento comunista y que, poco a poco se ha ido abrigando con el manto del socialismo y, durante los años más recientes del progresismo y del nuevo socialismo del siglo XXI; que solo ha generado zozobra y miseria en los países donde se ha ido implantando.

Vemos entonces, como los últimos tires y aflojes por el poder en los países de la región han ido marcando una gran brecha ideológica que surge y se ve marcada por marchas populares, motivadas en su gran mayoría por el inconformismo de algunos y las ansias de poder de otros, que aprovechan la necesidad de los ciudadanos en los países de la región para enquistar su ideología, llevando a momentos de tensión que desembocan en: desordenes y actos de marcada acción delincuencial, con destrozos de lugares emblemáticos y del comercio en general; que si bien se analiza detenidamente, no son hechos aislados en una nación latinoamericana, sino por el contario, un perfecto acto premeditado y bien planeado que se suscitan en varios países del mundo.

Para hablar de un Estado con verdaderas libertades necesariamente debe tenerse claridad con tres aspectos fundamentales: a) un verdadero estado de derecho, b) la Constitución nacional y c) la división de poderes.

Vale remitir a las afirmaciones del señor Ministro de Defensa Nacional, durante su visita al Fuerte Militar Buenavista de Armas Combinadas en Distracción-Guajira, pues es desde allí que se tiene la responsabilidad de la seguridad de la Nación en el norte de la frontera y por tal, donde un Ejército debe estar en un permanente entrenamiento y siempre alerta, preparado y listo. Esa es su esencia.

Muchos parecen alarmarse por las palabras del ministro, pero no dijo nada transcendental y los ejercicios militares obedecen a la razón de ser de las unidades acantonadas en Buenavista, más aún con la presencia de las denominadas "disidencias de la FARC" y el "ELN" en territorio venezolano, que se encuentran en la mira de los organismos de seguridad colombianos ante la anuencia de las fuerzas militares de dicho país.

Colombia se ha limitado a obrar con prudencia, pero Venezuela para aliviar la tensión interna que desde hace rato por producto de la hiperinflación, de las malas políticas públicas y sanitarias, las malas políticas agrícolas y alimentarias así como otros factores sin resolver al interior de esa nación, ya viene manifestando y planteando constantes muestras de agresión, haciendo constantemente alarde bélico y llevando a que no se descarten los análisis políticos, sino también las hipótesis de carácter militar.

La no existencia de condiciones técnicas para ninguno de los dos países para plantear la posibilidad de ser un agresor deliberado y que se requieren para desarrollar un conflicto moderno, son muy exigentes. Por otra parte, esas condiciones se deben ver a la luz de las especificidades de los teatros posibles de operaciones. La frontera colombo-venezolana discurre en una extensión superior a los dos mil kilómetros de condiciones geográficas muy diversas, y lo particular del terreno de frontera que es sumamente complejo para garantizar una operación militar continua y sostenida pese a los avances tecnológicos.

Los otros teatros, el aéreo y el marítimo, tienen su propia especificidad y dinámica. En el aire, la superioridad venezolana es innegable. En calidad y en cantidad del material. Esa fuerza aérea puede causar daños importantes a la economía colombiana, pero de manera inmediata no paralizará al país.

En el mar, las dos pequeñas fuerzas navales pueden equipararse. La mayor cantidad de naves venezolanas se compensa con la calidad del más moderno material colombiano, y Venezuela depende más de las comunicaciones marítimas, sobre todo en el teatro principal posible de las operaciones. La situación de mutua disuasión se pone pues en un plano desigual en cuanto a esfuerzo de cada uno de los países.

No hay que olvidar la situación de movimientos en el sector de Apure (frontera con Arauca), y lo que concierne a los movimientos de las milicias bolivarianas hacia ese sector que pueden convertirse en un actor desestabilizador en la región tanto del lado venezolano como colombiano , pues desde hace varios días vimos cómo se generó un desplazamiento masivo hacia el sector de Arauquita en Colombia, desde el lado venezolano, lo que puede desencadenar una crisis humanitaria sin precedentes si se llegara a consumar un conflicto entre las dos Naciones, ya que se tendría que hablar de una gran cantidad de población que se encuentra a ambos lados de la frontera colombo-venezolana.

Estas hipótesis pueden llevar a un profundo y extenso análisis, pero aquí lo importante es entender que ni Venezuela ni Colombia se benefician de un conflicto por corto que éste sea; basta con entender la necesidad imperiosa del gobierno venezolano por mantener en permanente agresión verbal, pero a la vez, la baja credibilidad de una amenaza venezolana en el plano bélico, casi tan baja como la aún menos creíble amenaza de Colombia sobre Venezuela; distinto a que las fuerzas armadas de cualquier Nación deben estar en continua preparación, entrenamiento y alistamiento pues es un mandato constitucional. No obstante Colombia con un esfuerzo algo mayor puede equiparar el poderío bélico de su vecino.

Para concluir, resulta paradójico que una guerra puede llegar a presentarse aun sin que nadie la desee, solo los locos y desquiciados en este mundo moderno y después de haber vivido tantas crisis aun algunos persisten en generar desestabilización en vez de procurar por recuperar las economías de sus naciones y buscar el bienestar de sus ciudadanos. 

«CPPE-CPM no toma posiciones institucionales sobre cuestiones de política, y todas las opiniones, posiciones y conclusiones expresadas en nuestras publicaciones deben entenderse exclusivamente como de los autores».

Oscar Rojas - CP-CPM
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