La “izquierda” en Colombia

17.06.2021

Conspirar contra el Estado de Derecho buscando dejar sin bases la institucionalidad y tratando de reducir la capacidad de defensa del Estado, solo pretende neutralizar el efecto de los instrumentos de legalidad de la justica e impedir que se controlen desmanes y acciones violentas hacia la población y la Fuerza Pública.

Inaldo Pérez - Sistema Integrado Digital. Página RCN Radio.
Inaldo Pérez - Sistema Integrado Digital. Página RCN Radio.

Por: Luis A. Vanegas Espinosa  

La izquierda y los grupos narcoterroristas desde que surgen en Colombia, han tenido como premisa un supuesto actuar en nombre del proletariado y de las clases menos favorecidas, llevando al país a un conflicto interno, declarando una guerra al Estado con el único fin de imponer un sistema socialista (según ellos más igualitario).

No se puede olvidar que, en su mayoría éstos grupos de izquierda están conformados por delincuentes que buscan inspirar a otros desadaptados que se sienten incomprendidos y que creen merecer todo, usurpando derechos que no tienen ni se han ganado, pretendiendo que a través de actos delincuenciales y vandálicos se les dé un reconocimiento, desconociendo el Estado Social de Derecho de nuestra Nación.

Violar sistemáticamente los derechos del ciudadano de bien, decente honesto y trabajador, no puede confundirse con la petición de unos vándalos, pese a las desigualdades sociales, no es justo que la izquierda crea que en la destrucción de lo privado y lo público está la solución.

Un gran sector de la comunidad internacional que, a través de los años ha venido siendo desinformada por campañas de esa "guerra ideológica" que vende la izquierda colombiana sobre el conflicto, de la lucha política y armada que busca reivindicaciones democráticas y sociales, al punto que incluso artistas que viven en el extranjero y personas del común lanzan expresiones por redes sociales, desconociendo la clase de vándalos contra los que las instituciones de orden castrense se deben enfrentar para defender la sociedad decente y honesta, vendiendo de la peor forma la imagen de una fuerza pública supuestamente violadora de los derechos humanos.

La hostilidad hacia la figura de la presidencia es clara, y los errores en el manejo de la cartera del Ministerio de Hacienda, han facilitado el inconformismo generalizado y ha sido aprovechado por varios sectores, capitalizándolos con una combinación letal de inconformismo y vandalismo, logrando que organizaciones sociales y populares generen una agitación de tales magnitudes que han llevado a que en todo el país muchos ciudadanos actúen en muchas situaciones sin una convicción verdadera y con fundamento.

Hay una sensación que los organismos de seguridad del Estado y del poder gubernamental no actuaron ni tomaron medidas oportunas para prever y prevenir este tipo de acciones y de situaciones, que solo buscan generar una presión política de parte de quienes pretenden el poder por la fuerza, ya que no lo lograron en democracia.

Afectar la economía, el bien público y privado, para llegar a ese cometido que se ha trazado la izquierda buscando intimidación y chantaje de gremios, es un mecanismo que afecta a toda la sociedad pues genera desabastecimiento y escases, algo contradictorio en un país con tanta riqueza agrícola y alimentaria, este es otro de los ingredientes que terminan por generar un inconformismo en la ciudadanía.

Junto con el inconformismo que se busca generalizar en los ciudadanos se le debe sumar la necesidad del control total que los grupos de narcotraficantes quieren hacer de los territorios donde se cultiva la coca y donde establecen sus laboratorios. Pareciera a simple vista temas distantes y aislados pero hacen parte de la misma estrategia, no hay sino que mirar a nuestro país vecino Venezuela, para ver que todo converge en esa satánica simbiosis de caos y narcotráfico, es allí a donde nos quiere llevar esa conspiración de la izquierda con su discurso de socialismo del siglo XXI.

El gobierno debe replantear su acción con mayor contundencia hacia la corrupción, que todo los motivos y necesidades del pueblo colombiano deben ser su mayor prioridad, la transparencia de todo funcionario público es esencial para que el Estado y su gran andamiaje marche de forma eficiente, que las acciones jurídicas a quienes hayan incitado a estos desmanes deben ser reales, que es responsabilidad de los grandes grupos económicos y del gobierno generar una verdadera estrategia de equidad donde el ciudadano sienta esos beneficios representados en una mejor calidad de vida.

Los ciudadanos deben entender que estas acciones no son aisladas y no se refieren solo a nuestro país, pues es una estrategia que busca desestabilizar naciones, por lo cual, no se debe permitir intimidaciones. Solo restableciendo el orden constitucional de la Nación, podremos salir adelante de este caos en que lo quieren mantener.

El juego jurídico y político es la herramienta que utiliza la izquierda y, las herramientas del Estado deben ser: la legitimidad a través de la administración de justicia. No se puede aceptar que los errores de unos funcionarios deslegitimen las instituciones bajo el fuego de las presiones políticas.

El pueblo colombiano debe entender que la protesta pacífica es un derecho que se tiene ante el inconformismo, y el Estado protege y brinda garantías para que este derecho se ejerza, pero que al momento en que se actúe alterando la actividad pacifica, se transgrede este derecho y se convierte en un abuso que deslegitima la protesta. Si las acciones ponen en riesgo la sociedad y la propiedad pública y privada, la consecuencia es que se está transgrediendo la ley y deben asumir responsabilidades y enfrentar la justicia.

Para concluir, solo destrucción y caos ha sido el factor común en las últimas semanas, generando desasosiego en la sociedad y llevando a un malestar generalizado que solo busca culpar al gobierno, ocasionando hostilidades con acciones violentas hacia la ciudadanía trabajadora y honesta. Se pretende dividir la nación y la sociedad colombiana, hoy esa gente buena debe rodear al gobierno y las instituciones para restablecer el orden, el respeto y la autoridad; que la delincuencia entienda que no se puede suplantar la autoridad en un Estado Social de Derecho.

La fuerza pública de Colombia siempre ha encarnado los valores democráticos más sublimes, por esto todo ciudadano que respete estos valores ha de respetar la ley.

Bibliografía:

Bajo el fuego de las presiones (cuerpo de Generales y Almirantes en retiro.)

La cara oculta del enemigo (Fernando Antonio Vargas)

Manual de iniciación al ajedrez (I.A. Horowitz y F. Reinfeld)

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Oscar Rojas - CP-CPM
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