"El principal peligro para la sociedad colombiana, es no comprender ni entender la ideología comunista a que se enfrenta con las protestas sociales del siglo XXI."                                                                                                 

Oscar Rojas

Por: Oscar Rojas (Instagram@oscarojas.v.ejc)

La teoría de Alexis López Tapias sobre el Modelo de Revolución Molecular Disipado (MRMD), es muy peligrosa para Colombia y para el continente americano. Es un modelo de revolución insurreccional para el siglo XXI, que tiene una serie de actos o actividades sistemáticas reflejadas inicialmente por medio de una violencia extrema, utilizando como excusa la protesta social.

Por medio del modelo filosófico de la Deconstrucción como planteamiento principal del MRMD, se permite hacer una reflexión sobre el Marxismo, que en la actualidad se podría considerar como su versión 2.0 o como una séptima fase de inflexión de las ideas comunistas que vienen del siglo XX. El MRMD se debe entender como un proceso. Por lo cual, se considera de largo alcance en el tiempo, cambiante y volátil según las circunstancias; pero que, en todo caso, no tiene objetividad en sus actuares, ya que trabaja por medio del consenso y la coerción; es decir, logra lo que quiere (sin saber realmente lo que quiere) por medio de la violencia y repite esto continuamente como un ciclo, generando cada vez más violencia extrema.

Lo anterior, es muy peligroso para Colombia y sus gobiernos estáticos. Se pretende seguir pensando en el país que el Marxismo fallido del antiguo continente se mantiene inerte y quiere desaparecer, pero la realidad es otra. Se puede evidenciar en Colombia, como las pluralidades de eventos socialistas se presentan continuamente y con alta relevancia en todas las actividades de la sociedad colombiana hasta el punto que la misma izquierda o quienes se denominan seguidores de esta tendencia ideológica, en su gran mayoría, no comprenden la inflexión del comunismo del siglo XXI.

Desde una teoría incomprendida de la "nueva" ideología de la izquierda (comunista), sus actores institucionales y no institucionales, el orden asistémico (sector de violencia) y sus ideas ametafísicas (que se dan por la deconstrucción); presentan una ideología comunista mucho más grande que lo que se quiere ver desde la cotidianidad anti-dinámica del Estado colombiano. Este es el principal peligro para la sociedad colombiana, no comprender ni entender la ideología comunista a que se enfrenta detrás de las protestas sociales.

La saturación del aparato estatal ya no obedece únicamente a la corrupción histórica del mismo, en la actualidad del siglo XXI el MRMD busca su inmovilidad total con la pérdida del estado de derecho y por ende de su autoridad, manteniendo así un desbordamiento del conflicto en los diferentes territorios (rurales y urbanos) para que la sociedad colombiana se tome la autoridad en sus propias manos exponiéndola al borde de una guerra civil horizontal, molecular y disipada.

Entendiendo entonces, que la toma del poder por medio de la violencia es un proceso propio del nivel de insurrección, se conjuga la teoría critica con la teoría de juegos para lograr su cometido en las principales ciudades del país, desde los territorios marginales hasta concentrarse en el centro de las capitales articulando las guerrillas dispersas como brazo armado de la ideología comunista que en la actualidad no obedece a la izquierda institucional (parlamentaria), sino por el contrario a una izquierda insurreccional.

La coacción, el chantaje y la opresión sistematizada es el pan de cada día de la sociedad colombiana, la ciudadanía está cansada de la violencia y la inseguridad; esta insatisfecha con las acciones del estado. Esto se refleja en la pérdida del respeto por las instituciones, la pérdida de credibilidad de partidos políticos y sus representantes entre otros; permitiendo que actores extraparlamentarios se visualicen como una solución a los problemas. Movimientos políticos o representativos y los partidos políticos en proceso de creación (alianzas, coaliciones, pactos, etc.) que autónomamente toman las banderas de la democracia y de lo correcto para la sociedad.

Gran peligro para Colombia caer en el juego de estos grupos que hondean sus banderas oportunistas y mediáticas en pro de la sociedad. Indiferentemente de su ideología política, algunos sin saberlo y sin una comprensión verdadera de la inflexión comunista; están coadyuvando con el enfoque de la izquierda insurreccional para la toma del poder excluyendo al verdadero Estado como mediador del uso de la fuerza.